jueves, 2 de diciembre de 2010

VII A veces...

A veces, todo parece oscuro.
Nos sentimos mal,
Atrapados por un muro
que nos aleja del bienestar,
y nos rodea, volviéndonos confusos
y haciéndonos callar en soledad.

A veces la meta se aleja,
y tropezamos en el camino.
A nuestro paso se abre una grieta,
y creemos que ahí está nuestro destino.
O nos abate una tormenta,
y comenzamos a pensar que hemos perdido.

A veces, a veces.
Muchas veces se piensa,
que no se puede.

A veces, a veces.
Muchas veces caemos en el error
de negar lo que se sueñe.

A veces, a veces.
Muchas veces no vemos el sol
y nos abandona la suerte.

Ahora imagina lo siguiente:
estás en el suelo, sin moverte.
Alguien viene, y su mano te ofrece.
Te niegas a levantarte,
¿De qué sirve luchar si vas a volver a caerte?
Te preguntas al instante.

Ahora no imagines. Reflexiona. Abre tu mente.
La vida es lucha. Nuestro destino, la muerte.

No sabemos por qué estamos aquí.
Ni siquiera yo, que esto te estoy recitando.
No escogimos ninguna vida, pero podemos decidir,
como dijo Gandalf, qué hacer con el tiempo que se nos ha dado.

Ahora sé que ni cuando ya estoy derrotado debo dejar de luchar.
Ahora sé que seguir levantándome y luchando es lo más hermoso.
Porque en el camino y no en la meta está la felicidad.
Porque así, sea cual sea el fin, me sentiré victorioso.



A veces, a veces, creemos que no se puede.
Pero ahora sé, que eso sólo se piensa,
y que sólo se piensa a veces.
Porque tarde o temprano, se puede.

lunes, 29 de noviembre de 2010

VI Dejar la mente en blanco y dormir.

Sueños interrumpidos
pesadillas que me atormentan,
desvelado en noches y en días dormido
hacen nocturna mi naturaleza.

No puedo dormir y escribo,
en la almohada apoyo la cabeza,
y da vueltas, perdido,
mis pensamientos vuelan,
dejando mi cuerpo vencido
y mi mente abierta.

Preguntas sin resolver,
dudas, múltiples ”por qués”,
respuestas mudas que me dejan sin ver
inútil fuerza. No puedo vencer.

Invadido por el frío,
sorprendido por la oscuridad,
calmado por el brillo
de la Luna en el cristal.
Pero entristecido
por las nubes que la esconden detrás.

Furioso, no puedo encontrar el sueño.
Impotente, chillo en silencio.
Escondido, me atacan mis peores miedos.
Malherido, me atraparon nostálgicos recuerdos.

Me levanto, doy vueltas, me detengo.
Miro a mi lado, abro una puerta, y lo veo.
Le hablo, ¿qué me aconsejas? y luego
salgo, tengo la respuesta, vuelvo
a mi cuarto, miro con paciencia y pienso:

A veces es bueno dejarse apoyar,
contar tus inquietudes
a soltarlas en la soledad.

Tal vez no hay que atormentarse.
Hay que dejar el tiempo pasar e ignorar.

Buen consejo me diste, padre.
Buen consejo me distes, papá.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Igualdad.

Un silencio en la calle, un grito en esa casa,
la voz de un miserable, seguida de una bofetada.
Una chica sin tacones y sin pendientes,
una discoteca que le cierra la puerta en su cara.
Un niño que juega, una niña que lo acompaña
invitándole a jugar a cuidar a su bebé
y a dejar ese arma.
Una joven que espera
mientras un chico le habla
hasta que esta le besa,
para que no malgaste más palabras.
Sociedad sigue siendo sinónimo de desigualdad:
de dominio-sumisión, y, como decía Marx
cuando no hayan desigualdades
la violencia desaparecerá.
Y una de las verdades actuales
es que la vida solo es justa con los injustos
¿somos personas o animales?

Podemos cambiar el mundo,
tan sólo hay que creer que se puede,
analizando el pasado, para cambiar nuestro presente
y mejorar nuestro futuro.
Violencia de género: solución puede que esté en derecho,
pero mejor optar por prevención
que está en nuestra educación: en la coeducación.

Una denuncia a la policía,
una orden de alejamiento
esta noche duerme una tía
mañana será una menos.
Un problema sin solucionar
sin resolverse en derecho
sin prevenirse en educación…
Y por ello escribo estos versos
y hago mi canción.

Podemos cambiar el mundo,
tan sólo hay que creer que se puede,
analizando el pasado, para cambiar nuestro presente
y mejorar nuestro futuro.
Violencia de género: solución puede que esté en derecho,
pero mejor optar por prevención
que está en nuestra educación: en la coeducación.

Una pareja de la mano,
una anciana que se exalta
ante la pareja de dos jóvenes
homosexuales que se aman.
Una mujer que se ducha,
mientras su marido le plancha
ante la burla de un amigo
invitado en su casa.
Una abuela que cocina,
un abuelo que plancha
la oreja, mientras alguien se aproxima:
Abuelita, abuelita, ¿ya está la comida?
Para ti, no. No me ayudaste, niña.
Abuelita, abuelita. ¡El abuelo no te ha ayudado tampoco en toda su vida!

Podemos cambiar el mundo,
tan sólo hay que creer que se puede,
analizando el pasado, para cambiar nuestro presente
y mejorar nuestro futuro.
Violencia de género: solución puede que esté en derecho,
pero mejor optar por prevención
que está en nuestra educación: en la coeducación.

Hay que educar atendiendo a la diversidad,
usando la equidad para alcanzar a la igualdad,
no cuando lleguen a la adolescencia,
no cuando terminen una carrera,
sino desde que se nace,
hay que transmitirle unos valores, unas creencias
que no nos diferencie, sino que nos iguale
y tener las mismas posibilidades
para desenvolverse,
de aprender a sentir emociones,
eliminando anuncios, actitudes y juguetes
que sean sexistas
porque nadie nace machista…

Podemos cambiar el mundo,
tan sólo hay que creer que se puede,
analizando el pasado, para cambiar nuestro presente
y mejorar nuestro futuro.
Violencia de género: solución puede que esté en derecho,
pero mejor optar por prevención
que está en nuestra educación: en la coeducación.

lunes, 11 de octubre de 2010

V Escondite perfecto.

Soledad, amarga compañera,
caminante sin rumbo
buscando su primavera.

Entre mi espíritu y aquello que busco
se ciernen las tinieblas,
cubriendo los caminos de un viajero confundido
que apenas le queda paciencia.

Incesantes recuerdos reaparecen,
inundan mi cabeza,
nostalgia y sueños arremeten
contra mi puerta,
en vez de aquello que busco,
para que ilumine las rejas
de un corazón inerte
siempre en quiebra.

Amor, tesoro imposible
que huye cuando mi alma se acerca.
Corazón, sentimiento malherido
sorprendido por las penas.

¿Dónde te escondes?
¿Dónde te encuentras?
Te busco, te persigo,
pero ya no tengo fuerzas.
Creo que dejaré de buscar…
quizás así aparezcas.

IV Poder inmaterial

Cada paso nos acerca a algún lugar,
nos atrapa o nos alejan
de la oscuridad.

Cada esfuerzo nos ayuda a caminar,
nos hace fuerte en compañía
o en soledad.

Cada sueño nos guía hacia un despertar,
pero para poder levantarnos
hace falta voluntad.

Cada página que pasamos nos ayuda a comenzar,
a coger lo mejor del pasado,
buscando mejorar.

Cada lágrima que soltamos expulsa malestar,
ira acumulada en el tiempo
que quiere escapar.

Cada palabra que escribo quiere verme rimar,
verme hallar la melodía
y enamorar.

Cada verso que creo quiere revitalizar
a un alma, espíritu que se cansa,
y que pueda luchar.

Cada poema que termino desea cantar,
servir de melodía en duras batallas
y contribuir a la victoria: contribuir a la paz.

Cada buena persona quiere transformar,
con el poder más fuerte, innato,
nuestra arma inmaterial:
el diálogo.


III Esperanza.

Una luz en las tinieblas
una estrella en la noche
una cruz en la niebla
una doncella bajo un porche.

Oscuridad espesa
un alma atrapada,
resplandeciente linterna
que poco a poco se apaga.

Puños que se elevan,
coraje que se escapa
gritos que se liberan
rompiendo la calma.

Una mente que evoca
mejores tiempos de una vida loca.
Un corazón que me recuerda
que el sol sale al final de la tormenta.

Mira hacia el cielo,
¿ves esa estrella?,
siempre ilumina de forma bella.
No tengas miedo,
aunque se interponga la niebla
nunca le alcanza.
Es sólo cuestión de tiempo
que a iluminar vuelva,
pues se llama Esperanza.


II Silencio.

Más vale no malgastar las palabras
pues a interrumpir aprenderás,
provocando que quien quiera decir algo
deba hacerlo a otra velocidad.

Más vale no alzar la voz,
sino esperar el turno para hablar,
pues la medida de la razón
no es quien grita más,
sino quien posee el pudor
y la paciencia para expresar.

Cierra tus ojos,
comienza a escuchar
porque de este modo
conocerás más.

Guarda silencio,
ahora me toca hablar.
Quizás necesite más tiempo,
pero todos tienen su oportunidad.

Tenga paciencia,
aprenda a escuchar
tengo la palabra, el poema,
seas bienvenido a mi realidad.
Toma mis sentidos y siéntela,

pero no interrumpa, guarde silencio,
o de nada servirá.

I Caminante solitario.

El despertar de un nuevo día
sacudía mi moral.
El sol se burlaba y se escondía
en la parte de atrás
de una ventana en la que lucía
su reflejo en el cristal
entreabierto, dejando entrar la brisa,
reemplazando el aire muerto y la oscuridad.

El vacío en mí crecía,
me torturaba la soledad,
mientras el agua fría
terminó por espabilar
a un niño que en sueños aun se perdía
deseando no regresar,
a esa vida,
a ese verano irreal.

Esto jamás lo buscaría
pero ha aparecido al caminar
por este sendero que dividía
la compañía y la soledad.

Aparecen los recuerdos, la apatía
de malos momentos para olvidar,
pero pronto o de forma tardía
esta tormenta nos abandonará.